Estamos cansados de oír a nuestros políticos prometer, prometer y seguir prometiendo; lo curioso es que el primer prometer es totalmente opuesto al segundo, y ese segundo es diametralmente opuesto al último, que a su vez también es contrario al primero; todo un rompecabezas, pero ¿sabeis qué?, al final ninguna de esas tres promesas serán cumplidas por ningún político, ¡es algo admirable!, ¡bravo!.
En nuestro trabajo lo hemos oído una y mil veces, nos hacen promesas, nos harán promesas, y viviremos en una promesa continua. Si tienes suerte cumplirán una parte de esas promesas, si no la tienes no cumplirán ninguna; y si vives en una situación como la actual llegarás a rezar por que te hagan una promesa, ya que ni los que por cargo deberían ser los "prometedores" oficiales se atreven a afirmar nada. Son padres del miedo, un hijo del que dudo que estén orgullosos (espero).
En las familias siempre estamos (o nos están) prometiendo; ya sea en la más tierna infancia, cuando a uno le prometen lo que sea si se porta bien; ya sea en plena adolescencia, cuando te prometen el peor de los castigos si incumples una norma; ya sea en la época adulta, que es cuando te encuentras prometiendo lo que te habían prometido a ti antes. Admirable feedback la verdad (no os esperabais esta pedantería ¡eh!).
Y finalmente en el resto de vuestra vida, a vuestros amigos, a vuestra pareja, a vuestros conocidos, a todos ellos les prometemos cosas, no paramos de prometer. siempre estamos prometiendo, lo hacemos tanto, y con tanta insistencia que llega un momento que dudamos que valgan algo.
Por mi parte considero que sí que valen, soy suficientemente raro para considerar que una promesa es algo a cumplir y lucho por cumplir con todas las que hago, aunque sé que es complicado. En caso de que no seáis de mi opinión, os dejo con el Señor Ferreiro, ¡no os quejaréis!.
¡Salud!
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