lunes, 5 de febrero de 2018

Usar y tirar

Pues si amigos, conocidos y gentes varias del lugar que en ocasiones se confunden con las dos clasificaciones anteriores, vivimos en esa época; la época del usar y tirar. Está claro que el planteamiento parece muy directo, pero igualmente está claro que es lo que hemos abrazado, lo que estamos abrazando y lo que, todo parece indicar, abrazaremos en el futuro. Usa y tira.

Vivimos en el reino de la llamada obsolescencia programada; una combinación de "palabros" que hace 15 años nos sonaría a comentario digno de un capítulo repuesto de Star Trek y que ahora un niño de 8 años víctima de las reformas educativas patrias podría explicar mejor que la mayoría de la sociedad (y sobre todo mejor que este humilde y chapucero bloguero ártabro). Sabemos que las cosas van a durar poco, y nos hemos acostumbrado a ello.

A todos nos gusta volver a casas donde hemos vivido, donde hemos estado en la infancia, y a la mayoría de los residentes en Artabria la evolución de nuestra sociedad nos ha regalado algo que no valoramos lo suficiente: "una casa en la aldea". Esas casas en la aldea donde podemos ver recuerdos de nuestros familiares, algunos de los cuales no hemos llegado a conocer, pero que dejaron su legado en forma de historias y en forma de cosas. En esas casas podemos ver camas antiguas, que siguen en perfecto estado, donde volvemos a descansar como hicieron nuestros bisabuelos, vemos relojes antiguos (sean de pie, de sobremesa, o de bolsillo) donde seguimos viendo la hora como ellos lo vieron antes, disfrutamos de comidas en vajillas en las que ellos disfrutaron posiblemente de los mismos platos e incluso paseamos, nos sentamos y pensamos por caminos, bancos de piedra y paisajes que (independientemente del crecimiento forestal) se parecen extraordinariamente a lo que nuestros antepasados vivieron mientras hacían lo mismo que nosotros hacemos ahora.

Y nos gusta, y nos encanta, y disfrutamos, y colgamos (como sabéis, yo el primero) con frases pseudoprofundas imágenes de estas visitas en nuestras redes sociales. Pero...pero ya no somos así, porque mientras pensamos eso escuchamos en nuestra cabeza "¿cuando cambiaré de móvil? este que tiene 2 años ya me va lento, tengo que tirarlo", o al arrancar hacia la localidad presuntamente moderna en la que vivimos pensaremos "tengo un coche de 13 años ¿cuando lo cambio? es que ya es una antigualla", o al llegar a nuestra casa y veamos un mueble de diseño sueco de hace 7 años diremos "tengo que ir al centro comercial, ya está pasada esta estantería", y ya no hablemos de cuando abramos nuestro armario y pensemos "me voy a comprar ropa, la que tengo es como mínimo de hace un año". Y en esa demostración de incoherencia seguiremos todo el día, todo el día y toda la semana, pero haciendo auténticos comentarios dignos de Paulo Coelho (léase Coello por Dios, si vuelvo a escuchar a algún presunto cultureta decir Coel-o es posible que sea procesado por cometer un delito de odio) cuando volvemos a la aldea, cuando decimos que lo viejo es lo auténtico y cuando tardamos cinco minutos en demostrar que no predicamos con el ejemplo.

Pero es así, así estamos viviendo en sociedad y así hemos de asumirlo. El usar y tirar es lo que manda, es en lo que nos movemos, es lo que en clase nos decían que era uno de los motores del "círculo virtuoso de la economía" y así nos hemos de resignar. Usa y tira, compra de nuevo y tira; y así te encontrarás con una acumulación de objetos obsolescentes dejando tu casa en un inicio de tendencia diogénica.  Y a esto nos hemos rendido, y así vivimos, y así somos.

Pero dentro de la victoria del usar y tirar solo voy a recomendar una cosa. No solo con los objetos de consumo somos usuarios, en ocasiones somos usuarios de otras personas y esas otras personas son utilizados por nosotros; y no. No. No debemos usar a las personas como un mero medio para cubrir una necesidad para luego dejarlos tirados cual envoltorio de un caramelo; si eres usurario seguramente provoques una profunda decepción en el utilizado y quizá obtengas tu objetivo a corto, pero serás una desgracia humana a medio o largo plazo. Así que, amigos artabreadores, si vais a usar a otro artabreador hablad con él en todo momento y explicar la situación, evitad daños evitables.

Y con ese párrafo incoherente, tan clásico de este chapucero bloguero, en el que pido que no se use y tire tras haberme rendido previamente a la dictadura del usar y tirar, me despido, pero ahí ya como siempre y hasta la próxima chapuza ártabra.




¡Salud!