viernes, 24 de octubre de 2014

Sinxela complexidade

Turraba e turraba e turraba de novo, era o que levaba facendo anos e máis anos, turrar. Turraba ata acada-lo que buscaba (ou case), en ocasións acadabao e en ocasións non o acadaba, pero seguía turrando.

Era unha persoa deixada, tan deixada era que a moda do "vintage" e do "hipster" viñalle ben. A súa deixadez semellaba que o achegaba ó mundo bohemio tan de moda...nembargantes pasaba diso, non era o seu.

Tiña poucas cousas claras, e sabíao, cousa que non se pode dicir de moita xente. Era unha persoa limitada, sabía o que sabia facer, e tiña moi claro o que ía por enrriba das súas opcións. Nembargantes nunha ocasión a vida deulle cousas que él via por riba das súas posibilidades e fixo que fose a persoa máis leda do mundo.

E ese era o motivo de que turrase, turrase e seguise a turrar. En ocasións recibía respostas negativas, en ocasións recibía desprecio, noutras ingnorábase a súa existencia; pero nas ocasións en que acadaba o que ansiaba a ledicia era o que enchía o seu mundo.

Era unha persoa sinxela, e xusto iso era o que amosaba a súa complexidade.


sábado, 18 de octubre de 2014

¡Protocolo o muerte! (con perdón)

Hace unos años seguro que si a algún profesional le preguntan el motivo por el que hacía una cosa de una manera la respuesta sería: porque es la manera de hacer lo que tengo que hacer.

Resumen, tengo un objetivo y lo intento alcanzar. Mal, eso ahora no funcionaría así, no señor, ahora somos "más mejores", ahora somos la leche. Ahora tenemos protocolos.

Hace unos años empecé a escuchar términos similares al término "protocolo", yo hasta hace relativamente poco incluso pensaba que el "protocolo" era lo que regía las reuniones de alto copete (alto standing dirían algunos "dominadores" de extraños "palabros"), pero ahora resulta que es lo que rige todo, pero absolutamente todo.

La primera palabra relacionada con este término tan de moda fue para mi "procedimiento". Viví un momento de mi vida en el cual muchos días escuchaba como personas le preguntaban a otras si "había seguido el procedimiento", pero no les preguntaban si habían hecho su trabajo no, les preguntaban tan solo por el "procedimiento", era maravilloso. No importaba que las cosas salieran mal o bien, no importaba que la lógica dictase lo que había que hacer no, lo importante era si se había seguido "el procedimiento".

En la misma época que procedimiento apareció una frase hecha que es "lo más", fue el momento en el que tener un plan murió. Llegó un momento en el que no había plantes no, había "hojas de ruta", ¡oh era maravilloso!, era magnifico el ver la cara de alguien con un mínimo de responsabilidad diciendo "seguimos una hoja de ruta", ¡orgásmico!; si en algún momento de mi vida imaginé lo que sintió Saulo cuando se levantó tras caerse del caballo camino de Damasco fue el primer momento en el que vi a un responsable soltar esa frase hecha, ¡solo faltaba que una luz les iluminase!.

Así ha sucedido los últimos años, hemos seguido "hojas de ruta" practicando el "procedimiento" que nos mandasen...lo de alcanzar objetivos era lo de menos, lo importante eran esas dos cosas.  Y ya lo de hacer simplemente lo que hay que hacer para conseguir algo...no padre, ¡por ahí no pasamos!.

Y con el paso del tiempo hemos llegado a lo que llamo procedimiento 2.0,: El Protocolo. Ahora no eres nadie si no sigues un protocolo, eres un homo habilis si no dices seguir un protocolo, podrán decirte que si sigues un procedimiento eres un homo neanderthalensis ¡con suerte!. Hemos llegado al momento en que usamos protocolos para seguir una hoja de ruta ¿cual será el próximo paso?

En definitiva, la cuestión es, ¿hacemos lo que debemos hacer o seguimos protocolos para lavarnos las manos de hacer lo que se debe hacer?


¡Salud!

miércoles, 15 de octubre de 2014

Eins, Zwei, Drei

Estaba sonando el timbre con una insistencia extraordinaria. La cabeza de Amílcar parecía que iba a explotar, entre la resaca que arrastraba, el sonido de la lluvia golpeando las ventanas y el insistente ruido del timbre del portal sentía que un grupo de obreros acababa de decidir construir un aparcamiento subterráneo en el único sitio de la ciudad donde no habían hecho uno, su cabeza.

La noche anterior había sido dura, había tenido una cena de compañeros de colegio y su sitio en la mesa había sido el peor de los imaginables. A un lado tenía a un compañero que se había convertido en el padre perfecto, había pasado toda la cena dando un auténtico máster sobre como hay que educar a los hijos, el significado de sus sollozos, las modalidades de sus deposiciones, la evolución de su tamaño, el apasionante concepto del "percentil" (que en este momento aún no llegaba a comprender), infinidad de más datos sobre el mundo de la infancia y, sobre todo, un apasionante recorrido por las mejores guarderías de Múnich; sí , como su esposa trabajaba en una famosa industria automovilística bávara este tipo vivía allí, así que Amílcar recibió una auténtica lección de como hay que vivir siendo un padre "hipster" en Múnich, apasionante.

Por el otro lado tenía sentado a un compañero que se había convertido en lo que en EEUU llamarían un "womanizer", y aquí toda la vida se le ha llamado "crápula". Presumía de una agenda digna de Barney Stinson, de sus conquistas, incluso de sus logros erótico-festivos con todo lujo de detalles. Y por si eso no fuera poco, residía en Berlín, así que Amílcar escuchó con todo lujo de detales como se ligaba en Berlín e incluso las posturas sexuales más de moda en la capital alemana. A esas horas de la noche empezaba a estar algo harto de "Deutschland"

Pero la noche no acabó ahí no, cuando la cena acabó todos acudieron a una cervecería a tomar algo, y con sus dos compañeros a rodeándole Amílcar llegó a la barra y pidió una cerveza de la cervecera local, ¡craso error!.

- ¡No hombre no!, Amílcar ¿como bebes eso?, ¡tienes que tomar una Weurtäger! - dijo el padre "bávaro"- que se hace con agua del manantial principal de Baviera. ¡Eso que tomas es basura!.

- Esa no está mal - dijo el crápula "berlinés"- pero a mi me gusta la Güermentiainer, que se hace con viejas técnicas de la recóndita Selva Negra. Pero tienes razón, lo que pidió Amílcar ¡es basura!.

Estuvieron todo el rato hablando de sus conocimientos de cerveza, y cuando Amílcar intentó decir su opinión recibió una sencilla respuesta dicha casi al unísono por los dos:

- Nosotros sabemos de cerveza, vivimos en Alemania.

Amílcar se quedó "ojiplático" al descubrir que los conocimientos se adquirían por ósmosis, así que optó por pedir una segunda y una tercera ronda de cerveza para él. Y esas rondas no le parecieron suficientes ya que tanto un excompañero como el otro empezaron en un momento determinado a cantar una supuesta canción típica del Oktoberfest muniqués, y estuvieron cantándola una y mil veces, tantas veces que el idioma alemán a Amílcar solo le daba ganas de decir una cosa:

- Póngame otra cerveza, por favor.

Y así fue toda la noche que recuerda Amílcar, cánticos populares en alemán por doquier y litros y litros de cerveza que entraban en su gaznate. Y ahora lo que oía era solo el timbre del portal, que sonaba, sonaba, sonaba y no paraba de sonar. Como pudo Amilcar salió de cama y, con la "madre de todas las resacas", fue hasta el telefonillo, acertando de milagro a musitar un "¿sí?", tras lo cual escuchó:

- Buenos días, ¿hay en esta casa alguien que sepa hablar alemán?

Y Amilcar se volvió a la cama sin contestar.


jueves, 9 de octubre de 2014

Ébola

Es el desgraciado tema de la semana, del mes, del año y espero que no lo sea de nuestra vida. Es el notar como el primer mundo no es inmune a lo que nadie es realmente inmune, a la enfermedad. Efectivamente, es el caso de ébola detectado en Madrid, el caso que sufre una auxiliar de enfermería gallega llamada Teresa Romero.

En el momento de escribir estas líneas no sé que le ha acabado sucediendo a la chica, hablan de que está en un estado crítico, hablan de un fallo multiorgánico, incluso circulan "pantallazos" de páginas de internet donde ya anunciaban el fallecimiento de Teresa Romero. Solo puedo decir una cosa sobre esto, ojalá todo vaya bien, no parece que la cosa vaya a ir muy bien, pero ojalá me equivoque.

La cuestión es que esta mujer se contagió haciendo su trabajo, sí eso que escasea en España. Se contagió cuando trataba a uno de los fallecidos por ébola españoles. En este caso hablamos del caso de un misionero que estaba ayudando a los que menos tenían, a los que mueren por docenas, por centenares, por millares, y lo que suele suceder cuando estás ayudando a los que caen enfermos por doquier es que tu también enfermes, y así fue.

Este misionero fue repatriado a España, para ser tratado en el "primer mundo" de ese virus tan letal en el "tercer mundo", por desgracia no se pudo hacer prácticamente nada ya que pese a lo que trataron de hacer en el hospital no se pudo salvar la vida de este misionero. Y fue ahí donde empezó lo que sucede ahora, una de las personas que trataban a esa otra persona se vio contagiada; lo que se suponía que no podía pasar pasó: no solo no curamos a "nuestro" enfermo no, contagiamos a, al menos, uno de "nuestros" sanos.

Esta chica, ya contagiada no fue realmente detectada como enferma de ébola, al menos al principio, fue ya pasados los días cuando se detectó el caso como tal. Eso ha implicado que ella esté internada, ahora mismo muy grave, que su marido esté en cuarentena y que incluso su perro haya sido sacrificado (una pena lo del perro, pero se ha movilizado más gente para salvar al perro que gente se solidariza con los miles de muertos en África). Ahora mismo hay más gente en observación, gente que ha estado con ella en el trabajo, gente que la ha diagnosticado...y lo que pueda venir.

Temo que la prepotencia del llamado "primer mundo" nos ha llevado a mirar por encima del hombro a la enfermedad; creo que eso es lo que en última instancia ha pasado. Nos hemos nuevamente llenado la cabeza de "grandiosidad", nos hemos pasado por el "arco del triunfo" el mínimo respeto por la enfermedad ya que es una "enfermedad de negros" y nosotros como somos Europa no nos va a pasar nada...hasta que nos pasó.

 Ahora es cuando nos empezamos a preocupar de protocolos, de salas adaptadas, de trajes, de enfermos. Sí, de enfermos, pero de los de aquí, la única preocupación por la gente de África que he escuchado hoy se refería a los futbolistas africanos que juegan en primera, no sé si es irónico o vomitivo.

En resumen, nuevamente hemos actuado mal, nuevamente hemos metido la pata, nuevamente hemos cometido errores que (temo) puedan ser fatales y ¡por supuesto! nuevamente estamos viendo como los de un lado y los del otro se dan pedradas. Es el sistema español, démonos de leches por cualquier cosa para echarle la culpa a alguien, que ese alguien tenga la menor capacidad de mando posible y ensañémonos; eso sí, no nos preocupemos por arreglar el problema, eso ¡que lo haga otro!

Ahora mismo solo pedir que Teresa Romero tenga suerte, que Dios, el universo, el karma o lo que sea le ayude y que salga de esta casi imposible situación en la que está.


Hoy más que nunca ¡salud!