lunes, 9 de diciembre de 2013

Parásitos

Dicen que de vez en cuando viene bien echar fuera los fantasmas, otros dicen que es bueno airear la casa para que la inmundicia no acabe por engullirlo a uno, mientras que otra gente defiende que lo mejor para tener una vesícula sana es no acumular bilis. El Ártabro simplemente se vuelve menos impasible que nunca y así evita los negativos efectos secundarios del exceso de impasibilidad.

Vivimos en un país (o como le quieran llamar, que no se me enfaden los sensibles) con una brutal y galopante tasa de paro. Sí, es una barbaridad, es una cantidad de parados nunca vista y es evidente que algo falla, algo está fallando y algo ha fallado. 

Se habla continuamente del tema de la educación, es posible que el hecho de que cada gobierno a nivel nacional o a nivel local tenga una loca ansia por dejar su "sello" en la sociedad poniendo su propua ley de educación sea uno de los causantes de la situación actual; pero del mismo modo creo que el hacho de "delegar" en "Papá Estado" la toma de casi todas las decisiones (el hecho de que el Estado tenga la culpa de todo es una demostración) también ha influido en la situación actual. Lo triste es que la mitad de la población apoya los cambios continuos de ley educativa ya que siempre los hacen los que creen de "su cuerda", demostrando así una grandísima preocupación por el ¿futuro? de sus hijos.

Pero de todos modos, yo creo que el reparto (si se le pude llamar así) de gente en el paro en España es cuanto menos...discutible. Tenemos una Generación de gente relativamente bien formada que ya califican de "Generación perdida", y la llaman así porque esa generación tiene que emigrar, pues bien, perdida para España pero ganada por otros sitios (aunque hay que suplicar la ayuda del universo para que esos licenciados, ingenieros, diplomados o graduados puedan trabajar en aquello para lo que se formaron). El problema es que mientras no hay trabajo para esas personas en su país, ese mismo país ha estado criando una nueva raza de empleados que proliferan en lo público y en lo privado, los parásitos.

Describamos lo que es un parásito: Hablamos de un ser vivo (el sexo no importa, se reparten a partes iguales entre hombres y mujeres, ¡qué paritario!) que ocupa un puesto de trabajo en el cual hace de todo menos hacer el trabajo que se supone que debe hacer, y que mantiene su puesto ya que sus ocupaciones finalmente son realizadas ya que suelen tener cerca a un buen trabajador que hace el trabajo del parásito y el suyo propio. Es un espécimen muy democrático, se distribuye por igual en administraciones publicas y privadas, y en estas últimas ha desarrollado una capacidad de camuflaje equivalente a la del camaleón y una capacidad de supervivencia equivalente a la de las cucarachas.

A esta raza se le pueden atribuir muchos de los milagros de la sociedad actual: han conseguido que Belén Esteban sea número uno en ventas de libros (está claro que es cierto que la humanidad no deja de sorprender); han conseguido que España concatene los mandatos de Zapatero y de Rajoy; han conseguido mantener la gran calidad televisiva actual con su apoyo inquebrantable a las secreciones catódicas actuales; han casi conseguido la extinción de esas cosas llenas de "guiris" llamadas Museos y han logrado, además, que el volumen medio del tono de voz de los españoles (es genérico, engloba a mujeres y a hombres) haya subido hasta cotas indescriptibles.

Pues bien, tras esta descripción y reconocimiento de méritos llego a una conclusión, el número de parados en España está hasta bien. Es un milagro equivalente a cincuenta resurrecciones de Jesús de Nazaret, a mil venidas del arcángel San Gabriel a dictarle el Corán a Mahoma, o a que Yahvé le diera las tablas con los mandamientos a Moisés 20 veces al día tras convertirse otras tantas veces en zarza ardiente que los parásitos tengan empleo, ¡y lo tienen!.

La gente más o menos bien formada huye, mientras que los parásitos ocupan puestos de trabajo. Es un milagro que España esté como está y no se haya convertido en un país cercano al mundo postapocaliptico de Mad Max.


Hoy no os deseo salud. Simplemente digo ¡corred insensatos!

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