Los asiduos a esta caos bloguístico que escribe vuestro amigo el ártabro sabrán que soy un ferviente seguidor del Deportivo (sí, además soy socio y abonado, sé que estoy al borde del masoquismo pero ¡así nací y así quiero quedarme!); pues bien, los futboleros sabréis que el Dépor ha ganado esta tarde 1-0 y con ello se ha proclamado ¡Campeón de Invierno! (¡oé oé oé oé!, ¡vamos a festejarlo!).
Pensaréis que me ha dado por escribir hoy de fútbol pero no, no es el caso ¡ojalá fuese así!. Como siempre que el Dépor juega en casa he ido a verlo y cuando iba camino del estadio de Riazor me encontré con un cartel pegado en una farola; en él se anunciaba para el martes 24 de enero una concentración como protesta por la sentencia del Caso Marta del Castillo; buena iniciativa, pensé. El mismo pensamiento positivo se tornó en negativo unos 15 metros más adelante; vi el mismo cartel, pegado en una farola hermana de la anterior pero no era igual, no, algún bípedo (no se me ocurre otra manera de referirme a la persona que lo hizo) había dejado el cartel, pero había arrancado la mitad de la foto de la cara de la pobre chica cuyo cadáver aún no ha aparecido.
¿Qué es lo que sucede?, ¿qué tipo de mente hace eso?. No me atrevo a valorar el caso de los que perpetraron el crimen que sufrió esa chica, ya que carezco de palabras que puedan expresar el asco que me dan pero ¿qué tipo de humor?, ¿qué tipo de gracia?, ¿que tipo de actuación se cree que está haciendo la persona que arranca la cara de un cartel?. Quiero pensar que es un problema de inmadurez, o que a lo mejor soy yo demasiado pueril y me escandalizo con cosas con las que no debiera escandalizarme, pero no puedo sacarme de la cabeza una simple pregunta que puede aplicarse a todo este desgraciado crimen y muchas otras situaciones que nos rodean ¿por qué?
Solo puedo decir una cosa, disfrutad de vuestra gente y defendedla de esa clase de bípedos.
¡Salud!
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