martes, 11 de marzo de 2014

Tranquilamente

Allí estaba la última vez que le vi, sentado tranquilamente en un banco de un parque con su tableta en la mano leyendo un libro, abstraído totalmente del bullicio que provocaban las "hordas" de niños sueltos en aquella extraña zona verde en el medio del asfalto de la ciudad. A pesar de estar totalmente abstraído, cada vez que una persona pasaba a su lado levantaba la vista tímidamente y le sonreía con su amistosa y relajante sonrisa; él no se quedaba con las caras de la gente ni con los nombres, pero siempre tenía un gesto amable con prácticamente todo el mundo.

Es un tipo aparentemente callado, aparentemente tranquilo, que tiene muy clara su forma de ser (difícil en nuestros días donde reina lo políticamente correcto) , unas fuertes convicciones de lo que considera correcto y una gran ansia por analizar todo lo que le rodea. Se describe como un tipo raro, con un toque de locura, que le da demasiadas vueltas a las cosas,  y sobre todo siempre dice una cosa sobre él mismo: ¡que se ahoga en un vaso de agua!, o al menos eso dice. 

Y digo eso dice ya que  presta ayuda a la primera de cambio, incluso a sus enemigos. Ha tenido enfrentamientos con gente, ha discutido, ha subido y bajado y vuelto a subir la voz pero...pero siempre ha echado una mano; cuando no la he echado es por una malentendida vergüenza que no debería tener (pero sin ella ya sería otra persona). Como comenté antes, dice ahogarse en un vaso de agua, pero teniendo en cuenta en qué se ahoga el resto de la gente su vaso debe de tener la capacidad del Océano Pacífico. Las primeras veces que coincidí con él estaba intentando razonar con gente que no tenía mucha capacidad de raciocinio sobre todo tipo de temas (más bien parecían salidas de una de las primeras temporadas de Cuéntame); "¡es lo que tiene ser sabio!"-me dije a mi mismo-"¡él puede lidiar hasta con estos cromañones!"; pero en cambio te acercabas a esta persona y le quitaba importancia, siempre le quitaba y le quita importancia a esos logros.

Una de las veces en las que coincidimos acababa de arreglar un problema y ante mi felicitación, y antes de quedarse callado durante mucho tiempo, me dijo:

- No he hecho nada, además recuerda que un día me cansaré de ayudar a la gente y me portaré mal.

Tras esto, como digo, estuvo unos días callado, y yo concluí una cosa; se conoce muy bien, pero falla en una cosa: al final no puede portarse mal y eso último en la sociedad en la que vivimos, ¡eso sí que es algo a lo que dar importancia!.


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