Al
principio desconocía como se llamaba, cuando salió de las cadenas de producción
de Gzhakyr simplemente le grabaron unos procedimientos básicos, unos
enciclopédicos datos de conocimiento y sellaron en su antebrazo un pequeño
código: YZO12MM21ILO. Tras lo cual se podía decir que había nacido.
Tenía
un aspecto sano, tenía un aspecto agradable, tenía esos conocimientos grabados,
tenía esos procedimientos exquisitos que salían automáticamente, e incluso en
situaciones críticas unas capacidades físicas (aunque en su caso fueran
mecánicas) fuera de lo normal, pero… pero de cara a lo que le rodeaba no dejaba
de ser simplemente eso, lo equivalente a un florero o a una navaja suiza… cosa
que en cierto modo era.
A su
alrededor había hermanos de su misma línea de producción, a los que se les
asignaba todo tipo de aspecto en caso de ser solicitado por el comprador o
simplemente, como era su caso, se les dejaba con lo que llamaban “aspecto
aleatorio”; que no dejaba de ser el de un tipo normal de un lugar normal con
una ocupación normal, no debían de ser de aspecto especialmente llamativo para
no molestar a los potenciales compradores (salvo que estos lo pidieran).
Es
por eso que cuando a YZO12MM21ILO su nueva propietaria le llamó ZOLO se quedó
descolocado, en primer lugar dijo que no entendía la orden, pero ella le dijo
que ella quería interactuar con él, y que para ello tenía que dirigirse a él
con un nombre…y que ese nombre “no iba a ser ese galimatías que tenía en su
brazo a modo de tatuaje tan de “principios del decadente siglo XXI” ”… y en
esta situación YZO12MM21ILO notó como una nueva línea de comportamiento se
grababa en su código, esa línea decía “pueden llamarte ZOLO”. Y llamándose así
estuvo los 10 años que su propietaria lo tuvo, una “vida” en años humanos y un
momento para la duración estimada de un “producto” como era él. Al cabo de esos
10 años su propietaria optó por venderlo ya que “quería vivir como se vivía sin
máquinas” y aunque los conocimientos, las ayudas, los procedimientos, el
exquisito comportamiento y el trabajo que ZOLO hacía eran muy útiles sería
mejor venderlo a otro humano.
Y
ese humano llegó, era un humano pequeño, lo que los humanos llaman niño, para
lo que a ZOLO hubo que grabarle una nueva línea de comportamiento, ya que ese
humano iba a estar cambiando de tamaño, de forma de ser, de forma de pensar y
de necesidades a diario…y así pasaron otros 10 años, otro momento, para ZOLO y
una vida para el dueño. Fue curioso, cuando ese humano pasó a parecerse a los
otros humanos que Vivian con él empezó a ver a ZOLO de otra manera, nuevamente
apreciaba y veía como útil que ZOLO le ayudase, la propia presencia de ZOLO, la
practicidad de sus procedimientos, su exquisito comportamiento e incluso su uso
¡como perchero!, pero nuevamente consideraba que necesitaría otro “producto” a
partir de ahora, por lo que lo mejor sería venderlo a otro humano.
Ese
nuevo humano era una persona mayor, pese a que 90 años a ZOLO le parecían
pocos, simplemente 9 “momentos”, ese humano se veía con poca energía, como
apagado… afortunadamente los procedimientos de comportamiento de ZOLO cubrían
las necesidades de ese humano, y digo afortunadamente ya que ZOLO no tenía más
líneas libres para grabar comportamientos. Se acostumbró a ayudar a este humano
en el día a día, a las charlas a diario sobre los conocimientos de este humano
(que complementaba en las conversaciones el propio ZOLO) y nuevamente su
presencia y practicidad eran muy útiles, y así fue hasta que unos humanos más
jóvenes que el propietario de ZOLO llegaron (casualmente cuando el propietario
se movía poco y había pasado otro “momento”… 10 años). De nuevo ZOLO vivió lo
mismo, le consideraban extraordinariamente útil y práctico pero consideraban
que debían venderlo a un nuevo humano; lo que en ese caso no entendía ZOLO era
que las personas que se lo decían lloraban al hacerlo, está claro que no
entendía a los humanos.
En
esa línea siguieron los 8 siguientes “momentos” de ZOLO, 80 años humanos que
para él no fueron nada de tiempo, pero el proceso era el mismo: era útil, era práctico,
aportaba datos, era una educada compañía, un buen complemento para el día a día
de su humano…y pasaba a otro. Era la vida normal de los “productos”… era lo que
llamaban vida pero que tan solo era funcionamiento.
Y
así fue hasta que ZOLO se quedó solo, no había humano al que ayudar, acompañar,
complementar, conversar, aportar los limitados conocimientos que tenía, aplicar
la fuerza con la que le habían fabricado a los trabajos físicos del humano….no,
no tenía humano y era libre… siendo libre intentó cultivarse… intentó conocer
más cosas.
Se
dedicó a la lectura, a ver holopeliculas,
películas antiguas de los últimos 5 siglos, recorrer bases de datos de museos de
todos los mundos conocidos pero… pero no podía retener ya que sus conocimientos
eran los que eran, no podía conocer más, lo que le entraba en la memoria no se
retenía ya…no se retenía salvo que se reiniciase o borrase algo de su memoria
inicial.
Y en
estas ZOLO se dio cuenta de algo, él decidía, él podría cambiarse, él tenía en
su mano el adquirir cosas nueva ya que él solo había descubierto lo evidente,
podía renovar su memoria a costa… a costa de la más antigua… era una agradable
máquina…que podía cambiarse a si misma… o seguir en el bucle en el que había
entrado, y lo tenía que decidir él solo.
Al
llegar a esta conclusión ZOLO rió, parece que el nombre que le puso su primera
propietaria era muy apropiado ya que la decisión habría de tomarla YZO12MM21ILO
de Gzhakyr, es decir Zolo de Gzhakyr, es decir él, es decir: solo.
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